La moción de censura depositada por el líder del Partido socialista obrero español, Pedro Sánchez, contra Mariano Rajoy, jefe de Gobierno español, mayoritariamente ha sido aceptada por el Congreso de los diputados. En consecuencia, Sánchez se hace el nuevo jefe de Gobierno y un guión de nuevas elecciones tiene que prever.
La corrupción habrá hecho caer a Rajoy. El juicio del caso Gürtel, donde el Partido popular de Mariano Rajoy, al poder desde el 2011, es implicado en un caso de corrupción, de favoritismo sobre mercados públicos de ciudades o de comunidades autónomas administradas por el partido de derecha en medio de los años 2000. Después de nueve años de procedimiento, el PP ha sido condenado por la justicia, el 24 de mayo de 2018, por restituir 245.492 euros en este caso y algunos de sus miembros, como Luis Bárcenas, antiguo tesorero del partido, o Ana Mato, ex ministro de la Salud, han sido condenados. Para Mato, una multa de 27.857,23 euros. En respuesta a esta sentencia, el Partido socialista obrero partido español y principal de oposición, propuso una moción de censura hacia el gobierno Rajoy y este viernes, la moción de censura ha sido votado por 180 diputados sobre los 350 los que forma el Congreso de los diputados.
Fin del partido
Esta moción de censura suena como fin del partido para Rajoy. Presidente del gobierno desde el 2011, acentuó la política de austeridad en España, comenzó con su predecesor, el socialista José Luiz Rodriguez Zapatero, con el fin de reducir el déficit público y de carambola la deuda pública, así como el paro, que se aumentó debido a la crisis económica de 2008-2009. Así como es un hombre de derecha, sigue escrupulosamente las recomendaciones de los economistas liberales, que consideran que la austeridad, traduciéndose por una reducción de la intervención del Estado en la economía, permitiría a la potencia pública reducirse la deuda, y que las reformas de flexibilisation del mercado de trabajo harán drásticamente disminuir el paro. Si los últimos estudios estadísticos indican una baja efectiva de la deuda pública y de la tasa de desempleo, sin embargo estas estadísticas ampliamente se quedan por encima de lo que eran en 2008, mientras que el Producto interior bruto justo sobrepasó 2017 su nivel anterior crisis, signo de una década perdida para España y que en el ínterin, las desigualdades se aumentaron, medible a través de una subida del coeficiente de Gini según Eurostat (cf gráficos n°1, n°2, n°3).
Más allá de estas consideraciones económicas, el gobierno Rajoy puede difícilmente gozar de una buena imagen en España y en otro lugar, a través de su gestión de Cataluña. La comunidad autónoma más poderosa de España quiere desde hace varios años una autonomía reforzada. Entonces, desde la vuelta del PP al poder en 2011, esta demanda es rechazada, motivando así las veleidades independentistas catalanas, que se expresaron a través de un referéndum reprimido por la guardia civil en octubre de 2017 porque visto como ilegal por Madrid, aplicando en seguida la postura bajo tutela de Cataluña, vía el artículo 155 de la Constitución de 1978, en respuesta, los independentistas proclamaban la independencia antes de aceptar nuevas elecciones regionales en diciembre de 2017. Los resultados que se lo siguieron fueron una victoria en Pyrrhus de los independentistas porque mayoritarios en asientos pero no en voz, luego al contar una derrota histórica del PP, a sus elegidos regionales apenas sobre los dedos de una mano. Finalmente, el caso Gürtel habrá sido la gota de agua que hará rebosar el vaso.
Ahora, un nuevo gobierno estará empleado en España, llevado por Pedro Sánchez, del PSOE. Una inversión de situación para el nuevo presidente del Gobierno, que había dimitido de su puesto de Secretario general del partido en 2016 porque no le quería votar la confianza a un nuevo gobierno de Rajoy, sino que repitió la cabeza del PSOE en 2017. Presentado como una figura de la ala izquierda del partido, sensible a la presencia de Podemos, el partido de izquierda radical de Pablo Igliesias, podría sin embargo contentarse con hacer aplicar el presupuesto preparado por el gobierno Rajoy, y esto por una razón simple. El PSOE cuenta sólo a 85 diputados desde las elecciones de 2016, frente a los 137 del PP.
En consecuencia, el guión de nuevas elecciones no tiene que excluir tanto no existe mayoría sólida a Cortès. ¡ Y con causa! Españoles no quieren más el bipartidismo PP-PSOE, presente desde el fin de la dictadura de Franco, en los años 1970. De donde la emergencia de partidos como Ciudadanos, competidor del PP, y de Podemos, que desea terminar la hegemonía del PSOE a la izquierda. ¿ Pero en este caso de figura, acaso una mayoría lograría librarse en el marco político actual de España? Hay del que no fiarse de eso, tanto las cuatro formaciones políticas citadas se cogen en un pañuelo de bolsillo. La decisión vendrá de hecho de partidos locales, como la Izquierda republicana de Cataluña, la coalición Juntos a Cataluña, el Partido nacionalista vasco o la coalición Euskal Herria Bildu.
Con claridad, nada es cuajado.
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